lunes, 11 de febrero de 2013

Ciclorrelato

Lunes, 11 de febrero de 2013. ¿Cuántos somos en Madrid? Ni se sabe. Los datos oficiales apuntan que en el núcleo urbano más la periferia nos alojamos unos cinco millones de almas. Algunos dicen que más. Precisamente por eso desplazarse es complicado. Mover esas toneladas de gente diariamente de un lado a otro de la ciudad no es fácil. Un follón de coches, de autobuses, de suburbanos y de metros se afanan por colocarnos en los puntos de nuestros respectivos quehaceres a lo largo del día. Nos llevan a toda prisa al trabajo, a la peluquería, a la compra o al café en el que hemos quedado con los amigos.  A mí me gusta hacerlo en bici. Me da mucha autonomía. Además, es sano, es ecológico y es barato. Razones más que sobradas. Por lo menos para mí y para unos pocos más que somos los que andamos en bicicleta. La mayor parte de la gente que utiliza la bicicleta para desplazarse por Madrid son jóvenes. ¿Cuántos seremos? No lo sé. Aunque no he visto ninguna estadística al respecto, yo calculo de una manera creo que no del todo científica, pero posiblemente bastante aproximada, que entre un 3 y un 4 por mil. Lo digo porque en mi instituto somos mil y pico y solamente vamos 3 ó 4 en bici, es decir, el 3 ó 4 por mil aproximadamente. Realmente pocos. Los ciclistas somos un bien escaso, yo diría que somos un tanto raros. La gente nos mira cuando pasamos e incluso, en ocasiones, les molesta nuestra presencia. A mí, desde luego, cuando cruzo el patio, me da la sensación de que muchos cuchichean entre ellos a mi paso. Yo creo que en el fondo les doy un poco de envidia, pero no estoy seguro. A veces me da por pensar que lo que les llama la atención es que soy mayor que ellos. Si los ciclistas escasean en la ciudad, los de 62 años hay que buscarlos con lupa. Otras veces pienso que es porque yo soy el director. 

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