miércoles, 21 de agosto de 2024

Casi 100 días sin ti

 



Ayer, 20 de agosto, se cumplieron tres meses del fallecimiento de Josito. Que mal suena esa palabra; es más literario lo de "hace tres meses que te fuiste", aunque a mí me suena a barnizar la realidad. La muerte es un viaje solo de ida, mientras que cuando uno se va siempre queda la esperanza del regreso. Acabo de contar los días sin ti: 94 días. ¿Quién nos lo iba a decir el año pasado por estas fechas? En la foto de arriba estamos parte de los nueve que hicimos la Linea Maginot. Era el mes de junio de 2023. El bicho ya había atacado, pero todavía no podía ni contigo ni conmigo.  En realidad los dos sabíamos que la Parka andaba por ahí, siguiéndonos la pista, pero estábamos dispuestos a ponérselo difícil, a exprimir la vida como un limón hasta que no quedara ni la cáscara.
 Me siento rara; ahora que he aflojado el ritmo de actividad, empiezo a despertar de estos días en los que tirar cosas, restaurar otras, pintar muebles y hasta tapizar una silla, alejaban la nostalgia de mi cabeza. Yo estaba muy sorprendida, ¿cómo es posible que esté tan serena, incluso ilusionada con cosas cuando las cenizas de Josito están en una urna dentro de un armario ? Me encontraba por la calle con algún conocido y tras darme el pésame me decía que lo estaría pasando fatal. Pues no, no lo estaba pasando fatal. Ahora es cuando empieza a rondarme la tristeza. A poco de cumplirse los 100 días sin ti comienzo a darme cuenta de lo que eso significa.

Yo siempre había temido la llegada de ese día en el que te irías para siempre. Cortaba ese pensamiento macabro imaginando que a lo mejor me moría yo antes, así es que no tenía sentido sufrir por anticipado. Poco después de diagnosticarte el cáncer tuve una conversación con Carme, nuestra amiga la traumatóloga, en la que en medio de un incontrolable llanto le decía que me veía ya viuda. Carme me echó una bronca seria y me dijo que lo que tocaba era vivir el día a día. Eso ya lo practicaba yo desde siempre, por eso nunca fui ahorradora, siempre viví el presente como si cada día fuera el último de mi vida. El futuro para mí no existía. Cuando empezó a existir tenía una cara muy fea; podía engañarme todo lo que quisiera, podía centrarme en el día a día y fue lo que los dos hicimos, pero el futuro pintaba fatal. Tú no decías ni mú, pero bien sabías lo que había. Con todo y con eso luchaste, luchamos hasta el final. Un día Raquel me dijo: "Lola afloja. Josito ya solo lucha por ti. Déjalo morir tranquilo", más o menos esas fueron sus palabra. Lo cierto es que yo lo único que hice fue tratar de encontrar tratamientos alternativos, pero pronto se vio que no había nada que hacer, así es que para cuando la doctora Yagüe me recomendó "aflojar" hacía tiempo que estaba centrada en  estar a tu lado y tratar de que tus días fueran lo más llevaderos posibles. 

A veces me pregunto si estuve a la altura de las circunstancias, si realmente conseguí ayudarte, pero creo que esos pensamientos victimistas no sirven para nada. Hice todo lo que pude y si no supe hacerlo mejor ajo y agua. En fin, creo que he entrado en la fase del despertar, de empezar a sentir de verdad lo que es la vida sin ti. Voy a tratar de enmendarle la plana a la muerte y seguir a tu lado aunque sea virtualmente. Voy a preparar un exposición antológica sobre toda tu obra fotográfica. En diciembre de este año cerraré la de "Enfocando a la mujer silenciada", en Granada. Lo que son las cosas de la vida, justo en el lugar donde vive la madre de tus hijos que como bien sabes me está ayudando mucho. La vida nunca deja de sorprendernos.

En busca del alma perdida

Siempre pensé que ni podría ni sabría vivir sin ti. Estaba equivocada, quizás todo el mundo se equivoca cuando piensa que no puede vivir sin...