lunes, 31 de octubre de 2022

Dalila descabella a Sansón

    Había llegado Sansón orgulloso con su larga cabellera gallega fortalecida en cuatro mayorías absolutas dispuesto a hacerse dueño de la situación y acceder a lo más alto de la política española, avalado por una aureola consagrada de moderación. Pero al poco tiempo de aterrizar en Madrid la fortaleza conquistadora de la melena de Sansón era cuestionada por sus fieles genoveses. El gigante gallego mostraba debilidades inaceptables y desatendía la imponente voz de Vox. Iba ya camino de aceptar la renovación del CGPJ cuando Jiménez Losantos desató su ira: no consentiría que Sansón se sentase a negociar con los traidores. Así no se pueden ganar las elecciones.
    Al caer la noche Dalila Ayuso acunó a Sansón Feijóo entre sus brazos. Le susurró al oído que era un traidor ante sus huestes y que España no necesitaba un liderazgo fofo. Nadie podía rendirse a un acuerdo con amigos de etarras, comunistas y separatistas. Y Sansón se despertó sobresaltado de su sueño moncloísta. Juró que había sido inducido, que  Sánchez no era honesto y que no pactaría con él si tocaba una coma del delito de sedición. Pero era tarde, su liderazgo había entrado en barrena. Ya Dalila lo había descabellado. Y así Sansón Feijóo, despojado de su melena democrática por una Dalila Ayuso que gracias a él recupera el estrellato, de vitoreado aspirante a presidente pasa de la noche a la mañana a convertirse en bufón de la derecha radical para regocijo de los filisteos del PP. 

lunes, 24 de octubre de 2022

Feijóo, la Liz defenestrada y la curva de Laffer

    
    Feijóo en busca de la Moncloa soñada, Ayuso camino del estrellato cuché y Moreno en la cumbre de Andalucía se encuentran un día y descubren el arma eficaz para acabar con la vida política de Sánchez. Es una herramienta ya oxidada, pero la prueban y funciona. Se llama Curva de Laffer. Decía este inteligente asesor del presidente Reagan (y lo mantiene la Junta de Andalucía en su página oficial) que la clave del éxito está en bajar los tipos impositivos porque “un tipo excesivamente alto propicia el fraude y la evasión hacia paraísos fiscales. También puede llevar a los trabajadores a sustituir trabajo por ocio. Por eso, se recauda menos y crece menos la economía”. 
    No se entiende que Moreno, Ayuso y especialmente Feijóo –aspirante a presidente–, asuman el postulado sin mirar alrededor o sin echar una ojeada a un libro de economía elemental, para comprobar que la susodicha curva puede no ser tan maravillosa como parece: Trump decretó una sustancial rebaja del impuesto de sociedades y una reducción del IRPF, la recaudación subió inicialmente un 12% pero a finales del año fiscal había caído un 31%, la mayor caída desde que se registran datos. Y hace tan solo unos días la británica Liz Truss tuvo que  abandonar Downing Street tras provocar un terremoto económico al tratar de dar alas a la famosa curva.
    No sabemos que pasará si Feijóo decide empeñarse en aplicarnos esa milagrera invención académica pero los experimentos realizados con ella, desde Reagan hasta Rajoy, evidencian que la magia de la curva es discutible: todos redujeron los ingresos y dispararon el déficit. Ya lo había advertido alguien tan poco sospechoso de rojerío como J. K. Galbraith. 
    Un poco de sensatez, señor Feijóo: con las calamidades que acechan en esta segunda década del siglo XXI no es buena política tratar de hipnotizar al mundo con fuegos artificiales. 

Ciudades deshumanizadas

Regresamos a Madrid. La vuelta a la gran ciudad después de unos días de disfrute de la naturaleza en Galicia resulta cada vez más triste. La...