jueves, 14 de septiembre de 2023

De lo desconocido solo hemos de rechazar el miedo a conocerlo

    Dentro de unos días Feijóo sale a jugar la final de la Champions. Perdedor irremediable no ha tardado en sacar a sus reliquias sacras en procesión para calentar el ambiente y desde hoy mismo convoca ya a sus hooligans incondicionales para que traten de que su rival tampoco gane el partido de la investidura. El fracaso previsible –y reconocido por el candidato– así como la posible aunque complicada reelección de Sánchez, han encolerizado al ala más extrema del PP, avanzando con sus abanderados más potentes, Ayuso y Aznar, hasta la vanguardia de la contienda. El candidato frustrado insiste en su estrategia de deslegitimar a las instituciones del Estado y arremete preventivamente contra el Tribunal Constitucional, además de convocar actos en la calle para eclipsar su derrota anunciada. 
    Previamente lo ha intentado todo. Después de haberse pasado cuatro años llamándole asesino, separatista, filoetarra y socialcomunista con el que había que acabar por el bien del país, ha tratado de camelar a Sánchez para que le aplauda en su paso hacia la presidencia. También ha intentado a la chita callando comprar desde la teletienda y sin ningún convencimiento los votos del golpista fugado Puigdemont. 
    Desgraciadamente éstas son las nuevas armas dialécticas. La razón ya no es lo importante en nuestra toma de decisiones. Hoy los influencers mediáticos buscan éxitos en otros nichos, alejados del debate y del análisis de los argumentos adversarios, Dos de las habilidades estrella que se utilizan son las prisas y el miedo. 
    El prófugo catalanista exige una amnistía por adelantado para empezar a negociar la investidura de Sánchez, sin haberse siquiera frustrado todavía la de Feijóo. La gente salta contra el sanchista Sánchez que quiere vender España a cambio de residir unos años más en la Moncloa. Temen que sea el principio del fin de la España que hizo una, grande y libre el dictador ferrolano. Incluso dentro del mismísimo PSOE lo consideran un precio demasiado alto, sin conocerse ni los términos de la hipotética amnistía que exige el quijote separatista de Waterlóo. 
    Por un lado se habla de una amnistía más que dudosamente asumible dentro de la Constitución, por otro de la necesidad de avanzar en el complicado ajuste del espinoso problema catalanista. Delicado dilema. Difícil de digerir, No es extraño. Por inercia, a la hora de elegir siempre tendemos a aceptar mejor y con mayor facilidad aquello que conocemos y a menospreciar lo que se nos presenta como ajeno. El rechazo a lo nuevo sin un análisis crítico, ese “mejor malo conocido que bueno por conocer”, pone trabas al conocimiento, abre caminos a la decisión irracional. De lo desconocido solo hemos de rechazar el miedo a conocerlo. 
    La necesidad de una encaje estable de Catalunya en el Estado es algo imprescindible, algo que no se puede poner en cuestión. Pero los hechos han demostrado que no parece ser el artículo 155 la forma más adecuada para lograrlo. Sin embargo y pese a quien pese, este sanchismo anticonstitucionalista  con el que hay que acabar, ha logrado con armas menos policíacas  que el Partido Socialista de Cataluña haya sido el partido más votado en las últimas elecciones. Sin tanques.
    Es cierto que el siempre imprevisible y correoso Sánchez ha asegurado –aunque no se sabe cómo– que hay posibilidades de llegar a ese acuerdo que permitiría la formación de un gobierno progresista, pero no es menos cierto que todo el gobierno en funciones asegura que cualquier propuesta tiene que ampararse al abrigo del paraguas constitucional.
    No hay que tener miedo ni prisas. Esperar es de sabios. El resultado lo sabremos cuando el Congreso pite el final del partido.

1 comentario:

  1. Miedo me da Feijoo.
    Me parece mezquino lo que hace. Sería un buen presidente? Lo dudo

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