Perdido el tiempo Feijóo. Empeñado desde la casilla de salida en ser presidente sin los votos necesarios, ha querido aprovechar el tablero de juego para expandir terror a los cuatro vientos, su discurso del miedo como arma única para evitar que un gobierno frankenstein, filocomunista y proetarra ponga en marcha su estúpido afán conciliador con las corrientes separatistas.
Resuenan alarmas de guerra, sobrevuela el desastre, una hecatombe se acerca, Voces airadas advierten que la sacrosanta unidad terrritorial de España se rompe sin remedio desde el instante en que algo huele a amnistía en la lejanía. Cierto es que Sánchez lo tiene complicado pero tiene fe. Cierto es que el encaje legal y constitucional de una amnistía es controvertido por parte de los expertos, pero es la condición que piden Junts y ERC para apoyar la investidura del candidato socialista.
No parece lo más razonable demonizar al contrario ni pensar que sean la policía o los tanques los que vayan a apaciguar la tensión independentista. Hacen falta otras propuestas, otro espíritu, poner encima de la mesa otras fórmulas más sensatas que los partidos conservadores no están en condiciones de ofrecer, propuestas regeneradoras, conciliadoras, tolerantes, que faciliten el diálogo reposado entre las partes para poder sintonizar en la búsqueda de posibles puntos de encuentro. ¿Amnistía y autodeterminación? Pues habrá que estudiarlo si lo que se intenta es pacificar y no incendiar.
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