Eso de vivir del recuerdo nunca me ha gustado. Para bien y para mal soy mujer de presente o de ilusión por el futuro. Buffffff! El futuro! En mi entorno me encuentro gente que habla de un futuro lleno de tumores, artrosis, cataratas, enfermedades varias... Si, claro, algo de eso vendrá, faltaría más, pero ya lo atenderemos cuando venga. Mientras tanto yo prefiero dedicarme a escribir, a pescar, a pintar, a hacer "xuntanzas" con l@s amig@s, a ilusionarme con la próxima exposición de mi querido viejo loco, a editar el video del que he sacado la foto que va en este escrito. Hay miles de cosas en el entorno de mi vida, de nuestra vida con las que todavía me puedo, nos podemos ilusionar.
Me falta Josito, me faltas rapaz, pero estoy totalmente concienciada a que te has ido sin retorno y eso, qué quieres que te diga, me cuesta entenderlo. ¿Cómo es posible que un ser humano se muera igual que un cerdo, con perdón, o una vaca? Mi burdo ejemplo alude a que los animales irracionales se mueren o los matan y luego nos los comemos o se pudren. A los animales racionales, como mi Josito y otros y otras que han pasado a ¿mejor vida? no se los suele comer nadie, pero se acaban pudriendo también, a no ser que, como es el caso, los incineres y conviertas su cuerpo en cenizas. Punto pelota. Esto es lo que me cuesta entender o asimilar, que alguien maravilloso como él de un día para otro deje de existir. Se acabó. The End
Cuando yo era joven, poco antes de conocer al lucense, creía en Dios. Eso era un privilegio inmenso. Mis padres murieron y yo los seguí sintiendo al lado. No lo podía racionalizar, pero sentía que de alguna manera seguían ahí; no me paraba a desmenuzar el cómo, pero soñaba que un día no muy lejano nos volveríamos a encontrar. Ahora que soy una agnóstica ¿convencida? busco la fórmula para creer que el alma nunca nos abandona, que no podré "croquetear" con Josito pero sigue a mi lado, me guía, me habla, me inspira, me sonríe y me sigue amando. Como cuando nos podíamos abrazar.
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