viernes, 15 de mayo de 2020

La bici en la nueva normalidad

Hasta hace poco tiempo los ciclistas urbanos éramos unos marginales, unos trasnochados incapaces de adaptarnos a los tiempos modernos, unos alocados empeñados en arriesgar la vida entre los coches, unos inconscientes. Pero, como decía Bob Dylan, los tiempos están cambiando y hoy muchos responsables de diferentes países, entre otros el Ministro de Sanidad del nuestro, señalan a la bicicleta como la gran solución, el mejor medio de transporte para afrontar el futuro tras el confinamiento, especialmente en grandes núcleos de población. En las circunstancias actuales la bicicleta se presenta como una fórmula ideal para los desplazamientos en ciudad, ya que permite sin ningún problema mantener la distancia de seguridad con otras personas. El coronavirus está haciendo que nos replanteemos seriamente muchos de nuestros viejos hábitos. La bicicleta se presenta ahora como una buena herramienta y los gobiernos tratan de favorecer su uso como medio de transporte adecuado para empezar a recuperar sin riesgos el tiempo perdido. 

Por suerte el confinamiento y la paralización en el movimiento de vehículos ha hecho evidente que las restricciones al tráfico rodado consiguen disminuir fácilmente los niveles de contaminación en las ciudades. El de dióxido de nitrógeno se había reducido después de tres semanas de confinamiento un 51% en las 80 localidades más pobladas de España. El coronavirus ha conseguido abrirnos los ojos. Es el mejor momento para contrastar las ventajas de un cambio radical en el modelo de movilidad urbana, que ya antes de la pandemia se presumía como necesario aunque no se entendiese de necesidad inmediata. Quizás ahora sea el momento de dar un puñetazo sobre la mesa. A la ventaja que en el camino hacia la nueva normalidad supone el uso de la bicicleta para mantener el distanciamiento social, hay que añadir los enormes beneficios derivados del descenso en los niveles de contaminación urbana que a largo plazo lleva consigo el uso habitual de la bici en la salud de la población. Economía, ecología y salud. No es poco.

En todo el mundo se palpa ahora un interés en  propiciar cambios que nos lleven a ciudades más sostenibles, en impulsar nuevos modelos de movilidad urbana más limpios, con menos coches y menos ruido. Se nos empieza a ver a los bicicleteros de otra forma más amigable. Incluso el alcalde de Madrid,  José Luis Martínez-Almeida, que inició su andadura en el Consistorio eliminando carriles bici en la capital, ahora ya dice que “somos conscientes de que en la situación actual la bici puede ejercer un papel fundamental. Es un medio de transporte muy seguro si se adoptan las medidas adecuadas y además es sostenible”. ¡Hasta el alcalde que quería acabar con el Madrid Central empieza a vernos bien a los ciclistas! Aunque muchos se resistan, hay que reconocer que también tenemos que agradecerle cosas buenas al coronavirus. 

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