sábado, 7 de agosto de 2021

Las apariencias engañan

Hace años recopilo todo el papel que se acerca a mi entorno cercano para reciclarlo en el contenedor correspondiente. Por otro lado y por suerte nunca me ha gustado desprenderme de los libros y los he mantenido a mi lado. Incluso doy cobijo estable a aquellos que nunca me han tentado. Uno de los que sin razones ha conseguido aguantar el paso del tiempo a mi lado es Mujer en el baño. Aunque le he pasado la mano por el lomo en ocasiones, jamás se me había pasado por la cabeza irme a la cama con esa mujer. La imagen, de viñeta de cómic pulcramente erótico, tan pop, tan publicitaria, no me excitaba lo más mínimo. Siempre me había hecho intuir una relación intrascendente, una velada sin emociones a su lado. Pensaba que mi interés caminaba por otros derroteros. No acababa de encandilarme aquella chica que me sonreía insinuante desde la bañera. Por casualidad un día nos miramos. Por lo mucho que admiro a mi paisano Manuel Rivas, porque desde que estoy jubilado camino más despacio por la vida y porque al pasar a su lado me susurró algo al oído, me he sentado esta tarde con ella y he descubierto una joya que me ha despertado los sentidos. ¡Qué fácil, qué sugerente y cuántas cosas me ha enseñado sobre mí mismo esta Mujer en el baño! Una de ellas importante es que no debemos juzgar a nadie por su aspecto. 

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