lunes, 26 de diciembre de 2022

¿Hay otros genios?

    El mundo no respiraba durante la final del Mundial de Qatar. Del talento de los pies de Messi y Mbappé dependía el futuro de la humanidad. Incluso parece que la Tierra se conmocionó con el salto sincronizado de millones de personas cuando Argentina se hizo con el trofeo soñado. Una locura.
    Está muy bien vestir de oro y brillantes al más habilidoso con la pelota y gratificarle con riquezas mil por las alegrías que proporcionan sus patadas, pero no está bien que ni conozcamos su nombre ni pongamos en un altar al científico que libra de morir a millones de personas descubriendo la vacuna contra el coronavirus. 
    No es lógico que no alabemos a quien exprime su talento para investigar cómo funciona el universo. Deberíamos de tratar por lo menos igual de bien, a esos otros  messis que nos desvelan los misterios de la existencia humana y tendríamos que aplaudir con entusiasmo a los virtuosos mbappés que nos estremecen con su música, su pintura o cualquier otra forma de expresión artística. En algún momento tendremos que promover la valoración de los que no siendo futbolistas tienen méritos más que suficientes para no ser condenados a la irrelevancia.

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