viernes, 6 de diciembre de 2019

El alcalde hace trampa

Yo no entraba en el centro de Madrid más que en bicicleta desde que la alcaldesa se empeñó en reducir la contaminación. Sabía que la nueva corporación no estaba de acuerdo con la medida y recordaba que el actual alcalde había basado su campaña en la negación del empeño de Carmena. Aún estoy viendo los carteles: "Con Almeida Madrid Central se acaba el 26 de mayo", decía el entonces alcaldable Almeida. Por eso, cuando me surgió la necesidad de entrar el otro día en Madrid Central a recoger a una amiga para llevarla al aeropuerto, se me ocurrió buscar en internet los criterios que se utilizaban ahora para entrar o no al cogollo de la ciudad. "Podrán circular sin restricciones todos los residentes del distrito centro y además, como novedad, los vehículos con etiqueta C que tengan alta ocupación". "El Ayuntamiento de Madrid permitirá circular libremente a los coches con distintivo C por el centro de la ciudad siempre y cuando viajen con al menos dos ocupantes". Era mi caso. Categoría C, más de dos ocupantes. No hay problema. Fui a buscar a mi amiga Sabine y la llevé al aeropuerto. Hace unos días me llegó la multa. Me dio mucha rabia. Volví a leer las informaciones. Es verdad que los textos estaban en futuro. La trampa estaba en el verbo, pero me pareció indecente. No me gusta nada la gente falsa y usted, señor Almeida, lo es. Tenga valor, no sea cínico, atrévase. Sea decente y dígale a los madrileños que aquello era una locura y que ya se ha arrepentido de lo que había prometido en campaña. O bien dígales la verdad, dígales que los tribunales le han impedido llevar a cabo sus planes. Mentir es un recurso fácil pero al final nadie confía en alguien que miente y además —algo mucho peor—, muchos pensamos que la gente que miente no es bonita. No mienta más, señor alcalde. 

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