martes, 8 de enero de 2013

Distinto martes de siempre

Martes, 8 de Enero de 2013. 06:30. Mi reloj vital me pone en marcha de manera automática, como todos los martes. Es noche cerrada. A tientas cojo el móvil para comprobar que mi reloj vital no me ha jugado una mala pasada. Me noto el cuerpo con cierta pesadez, parece que no he dormido demasiado bien. Me entretengo acurrucado haciendo un rápido repaso a la hora y cuarto que se me viene encima de manera inmediata antes de salir de casa. Me levanto sigilosamente para no despertar a Lola. Me ducho. Mientras me afeito, la radio se entretiene repitiendo lo mismo. Parece que es ayer, parece que es el mismo noticiario que cualquier día del año pasado. Es como si nunca pasara nada nuevo: Crisis, recortes, privatización, huelga de médicos, Rajoy tratando de vender lo que nadie quiere comprar y Messi recibiendo otra vez más el balón de oro. Lo mismo de siempre. Sólo una noticia me hace pensar que a pesar de las apariencias, las vueltas que da el mundo son cada día diferentes. Seguidores del 15-M y de la cultura libre ponen en marcha un nuevo partido político, el Partido X-Partido del Futuro. Propugnan una forma de hacer abierta, horizontal, transparente, cooperativa y respetuosa. Suena distinto. Esperanzador. ¡Las 07:22! Enciendo la cafetera y voy a vestirme. ¡Cómo corre el tiempo! He dejado la ropa preparada. Mis alumnos estarán ya camino del instituto desde sus respectivos domicilios. Todos los martes hacemos rituales parecidos en momentos similares desde diferentes puntos de la geografía madrileña para confluir en el aula 1.7 del Instituto Clara del Rey a las 08:15. Termino de acicalarme. Sin perder tiempo me preparo el café, tomo las pastillas de rigor, cojo las llaves y el móvil, me pongo la cazadora y cierro la puerta con cuidado. Son las 07:48. Vamos bien. La moto arranca sin problemas y yo soy consciente de que disfruto en el trayecto, a pesar del frío mañanero que, poco a poco, me va calando hasta los huesos. Cojo Padre Xifré, Corazón de María, giro en la rotonda, después a la derecha por detrás del edificio de IBM y a continuación a la izquierda en Padre Claret. Disminuyo la velocidad. Ahí, como todos los martes, al lado de la verja de entrada, están ellos, de charla, frotándose las manos, fumando, contándose los pormenores de las vacaciones. La historia se repite. Paso despacito a su lado. Casi puedo oír lo que hablan. Son las 08:09. Desde el primer momento el psicólogo me ha insistido en que las cosas dejan de ser iguales todos los días. Vuelvo a acelerar. No quiero llegar tarde a la consulta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Que se mueran los viejos

       No, no es que quiera que se mueran los viejos ni las viejas ni mucho menos yo, que según todos los cánones de esta sociedad clasista,...