viernes, 11 de octubre de 2024

Una compañera inseparable

 

Buenos días Josito: ¡Como me gustaría que pudieras leerme!. ¡Quien sabe! Hace mucho que no te escribo, no por falta de ganas sino por falta de tiempo. Ya sabes, soy incorregible, me lío con las persianas. 

¿Te acuerdas de Sole, aquella inseparable compañera con la que convivía cuando te conocí a ti? Te hablé poco de ella; en realidad en aquellos momentos teníamos temas más interesantes. Sole me atraía mucho porque era una relación libre, no me ataba, de hecho tuve algún que otro rollito, mientras vivíamos juntas. Ella estaba ahí, me hacía compañía, me escuchaba (en eso se parecía a ti), me dejaba absoluta libertad para hacer lo que me daba la gana -ya sabes que eso es algo que siempre me ha gustado- y también me enseñaba a conocerme, a sacar a flote lo mejor y lo peor de mi misma.  Había momentos difíciles, claro, como en cada relación, pero era una situación agradable, ¿feliz? ¡Hummm¡ Eso de la felicidad es algo tan ambiguo que si entro en materia dejaría de hablarte de Sole y no quiero hacerlo porque hemos vuelto a estar juntas, muy juntas y muy bien avenidas.

Habíamos convivido de forma esporádica muchas veces. Se presentó en mi vida cuando yo dejé de vivir con aquella petarda que trabajaba en el BOE y tocaba un instrumento en la orquesta del Teatro Real. Mira si sería petarda que me he olvidado de su nombre. Bueno, lo cierto es que cuando dejé la casa de esta muchacha encontré el coqueto estudio de la Calle Vallehermoso, aquel que tú también llegaste a conocer. ¡Que tiempos aquellos! Estaba en primero de periodismo, acababa de cumplir 30 años y me comía el mundo. De entrada Sole no me atraía nada, pero poco a poco se fue metiendo en mi vida, sin que me diera cuenta de que me estaba conquistando, un poco como harías tú algún año después. Teníamos una vecina que se llamaba Maribel y que era anoréxica perdida. Estaba como una puta cabra, pero era muy buena gente. ¡Que habrá sido de ella! El caso es que con Sole, a pesar de lo bien que me iba duré poco. ¿Sabes por qué? ¡Claro que lo sabes! Apareciste tú y mi vida se revolucionó. Yo pensaba que Chano había sido mi primer amor y que nadie iba a sustituirlo. ¡Qué equivocada estaba!

Al poco tiempo de iniciar nuestra tórrida relación yo ya quería dejar a Sole. Tú como hombre tranquilo y racional me aconsejabas que no me precipitara. En el fondo, pronto lo descubrí, no tenías la más mínima intención de iniciar una relación estable y mucho menos con convivencia incluida. A ti también te gustaba la libertad y además en aquellos momentos todavía sufrías las secuelas de tu separación. 

Pero yo, ya lo sabes, siempre he sido muy voluntariosa, cuando algo se me mete en la cabeza no paro hasta conseguirlo. Y tú no solo te habías metido en mi cabeza sino en cada rincón de mi cuerpo y de mi alma. Para entonces Sole ya me pesaba. Yo quería estar contigo hasta que la muerte nos separara. Y así ha sido. Ahora Sole ha vuelto. Y lo cierto es que tenemos una convivencia bastante apacible. Le hago poco caso porque estoy todo el día liada, tanto que apenas me doy cuenta de que tú te has ido y yo estoy sola. 

Una compañera inseparable

  Buenos días Josito: ¡Como me gustaría que pudieras leerme!. ¡Quien sabe! Hace mucho que no te escribo, no por falta de ganas sino por falt...