La verdad es que tus cenizas están muy solicitadas. Delia quiere unas poquitas para plantar algo, no sé si un árbol o una lechuga, un poco más cerca de su casa. Y yo entiendo su deseo de tenerte más cerca, poder hacerte una visita de vez en cuando y contarte sus cuitas. Tanto ella como Adri te tenían a tiro de móvil para contarte sus problemas y escuchar tus sabios consejos. Ahora no pueden porque te has ido, perdón te has muerto. Las cosas como son, por más que nos duela, te has muerto y no tenemos posibilidad alguna de que resucites y vuelvas. Los que se van, ya sea al cine o a pescar una trucha al río, siempre pueden volver salvo que se encuentren a la muerte por el camino. Por eso no comulgo con la expresión de "Fulanito se ha ido", cuando en realidad lo que pasa es que se ha muerto.
Bueno, pues eso, que Delia quiere unas pocas cenizas tuyas y Rodolfo también. No sé si en ese desconocido lugar donde te encuentras -yo soy una agnóstica contrariada- llegan alguna noticias. Por si acaso te cuento que el amigo Rodolfo ha decidido que el Centro Nakouro, pase a llamarse en adelante Centro José Luis FERNÁNDEZ LIZ. "Esto es lo mínimo que podemos hacer para inmortalizarlo físicamente", dice tu amigo beninés, que ahora quiere dar un paso más teniendo parte de tus cenizas "en ese país que tanto amabas". En principio pensé que era un deseo lógico y que se correspondía con la realidad. Tu amor por África era evidente, pero lo cierto es que después de indagar descubrí que el mandar una urna a Benín salía muy caro, vamos, estoy segura que te hubiera parecido un despilfarro, así es que de momento la cosa está en modo pausa y tus cenizas siguen metidas en una única urna medio escondida en el armario de la cocina porque a Rahma eso de que te hayamos incinerado le ha parecido fatal. Cada cual con sus creencias, oye. Pero al margen de toda esta verdad, a mí me hace poca gracia el andar removiendo tus restos, cuarto y mitad para aquí, cuarto y mitad para allá. Pues no, no estoy para estos lances, di tu que ando bastante serena entre otras cosas gracias al Lorazepan que es un primo flojito de lo que te daban a ti en Moncloa, pero que funciona muy bien.
En esto de andar en tus pertenencias, sean corpóreas o extra corpóreas ya me supera un poco. Mira que tienes fondo de armario y de lo que no es armario. Para que luego me dijeras que la casa estaba llena de cosas mías. Hay que ver la poca capacidad de objetividad que tenemos los seres humanos. Yo siempre lo he dicho: la objetividad no existe; lo que sí existe es la honestidad. Un periodista o una periodista, tú o yo sin ir más lejos, somos personas honestas. La honestidad es una rara Avis que apenas se estila por estos mundos de corruptos y ambiciosos, pero haberla hay; objetividad no, uno siempre va a ver las cosas bajo su prisma particular.
No sé porqué se me ha ido la pinza con eso de la objetividad. Ah, sí, porque tienes ropa y papeles para aburrir. Confieso que en vida tuya tuve tentaciones de tirarte más de una camiseta y pantalón que estaban más para hacer paños de cocina que para vestir a un señor catedrático, como le gusta decir a tu hermano Lalo. Él tan pimpollo en la cosa del vestir y tú tan pasota. Lo cierto es que una vez cedí a la tentación de tirarte una chaqueta de un chandal que daba pena, y al poco rato volviste de la calle con la chaqueta y cara de muy pocos amigos. Nunca mais!
No hay comentarios:
Publicar un comentario